Las celebraciones por la Virgen de la Candelaria tienen lugar en Puno, en el sur andino peruano. Durante esta fiesta popular tradicional, el pueblo exterioriza las diversas expresiones de su cultura –música, canciones, danzas, artesanía y gastronomía– como una afirmación de su identidad.
Los antecedentes de la fiesta de la Virgen de la Candelaria se remontan a la colonia, cuando la devoción por la Virgen se propagó y fusionó con cultos a divinidades nativas orográficas como los auquis, apus y achachillas.
Según la tradición, la designación de la Virgen Candelaria como patrona de Puno surgió en los primeros meses de 1781, cuando las huestes de los lugartenientes del caudillo aymara Túpac Catari, que continuaban la lucha de Túpac Amaru, sitiaron la Villa de Puno. La población recurrió entonces a la Virgen, alejando milagrosamente a las tropas rebeldes.
La fiesta de la Candelaria, asociada a la Pachamama (culto a la tierra), se celebra el 2 de febrero, cuando su imagen sale en procesión. Pero las festividades siguen durante la Octava, hasta el domingo siguiente, y se prolongan hasta fines de febrero, coincidiendo con el Carnaval. Por ello es una de las festividades populares más importantes a nivel internacional.
EL RITUAL
Los grupos de danzantes, denominados comparsas, inician sus ensayos después de la Fiesta de Reyes (6 de enero). Todas las noches, el resonar de los bombos indica la convocatoria de cada comparsa. Estos ensayos se intensifican desde la Novena, es decir, nueve días antes de la fiesta. El día de la Virgen se le rinde saludo con el albazo (saludo matinal con salva de cohetes), mientras los músicos ejecutan melodías entre las 4 y 5 de la mañana.
La tarde anterior al día de la fiesta, el alferado (responsable de la festividad) organiza la entrada de ceras, con los invitados llevando velas de estearina bellamente adornadas. Al llegar al templo con la imagen del Niño Jesús, dejan ofrendas florales, un nuevo manto ricamente bordado y el traje para la Virgen y el Niño.
Las vísperas se cumplen con quemas de castillos (fuegos artificiales), rezos y cánticos en el templo de San Juan. A la salida hay abundante ingesta de ponches de guinda o almendra y otras bebidas.
El día central se inicia con un nuevo y más extendido albazo. A partir de las 6 de la mañana las misas se suceden cada media hora. En el parque Pino, donde se encuentra el templo de San Juan, se presentan las comparsas y los músicos que saludan a la Virgen. El ambiente de fiesta crece. A las 2 de la tarde, tras el suculento almuerzo ofrecido por el alferado, se inicia la procesión, que recorre las principales calles de la ciudad.
La imagen de la patrona de Puno es rodeada por una multitud que ora y pide dones y gracias. De los balcones caen flores y pequeños volantes con oraciones impresas, de inspiración popular. En las principales plazas se levantan altares para recibirla y honrarla.
LA OCTAVA
A pesar de la belleza de la ceremonia del 2 de febrero, la fiesta en honor a la Mamita Candelaria, Mamacha Candelaria o Mama Candi cobra brillos mayores en la Octava. Deja de ser urbana y resurge por todos los caminos que conducen a la capital. Muchedumbres enteras, transportadas por diversos medios, se suman a las comparsas de los devotos de la ciudad.
El momento estelar de la fiesta se produce al día siguiente de la visita a la Virgen, cuando el manantial de gente humilde participa en el desfile con su música y sus trajes deslumbrantes, confeccionados especialmente para el gran ceremonial.
Con el tiempo, el desfile se ha transformado en un concurso de danzas folclóricas que tiene como escenario el estadio Torres Belón. Allí participan miles de bailarines y músicos ante un número cada vez mayor de espectadores que llegan de todo el mundo.
La música puneña queda para siempre en nosotros después de escucharla. Es interpretada con instrumentos musicales de sonoridad inigualable como el sicu o zampoña, pinquillos, quenas, tarqas, toqoros, huancaras y bombos. A ellos hay que agregar instrumentos autóctonos de tierras puneñas como los quenachos de Challaccollo, qawiris de Tunco, sicuris de Santa Cruz de Taquile, ayarachis de Paratía, wiphalas de Asillo, k'ajchas de Ayaviri, chatripulis de Marca-Esqeña y chóquelas de Acora.
Quienes acuden a esta fiesta son cautivados por las danzas andinas, de gran belleza y diversidad. El público da vítores y aplausos ante la diablada puneña, la llamerada, la kullahuada, el rey moreno, el k'ajelo, la waca waca, la morenada y muchas otras, ejecutadas por comparsas precedidas por un abanderado que porta la insignia con el nombre del barrio.
Al finalizar la competencia, la fiesta se extiende por calles y plazas. Todos se unen y bailan, formando un gran río humano capaz de cubrir los confines de la tierra que se extiende hasta el horizonte, al compás de una música que reproduce la vida misma en el altiplano peruano.
Enlaces recomendados
Artículo de la revista Aswan qhari sobre la Fiesta de la Candelaria
http://www.revistaswanqhari.galeon.com/cvitae1061297.html
Galería fotográfica de Guillermo Rivas sobre la Fiesta de la Candelaria
http://www.terra.com.pe/guillermorivas/
Relación de danzas puneñas
http://www.candelaria.i-p.com/726danzas.htm
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